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lunes, 8 de abril de 2013

¿Querés saber el secreto de Dale Carnegie que te ayudará a recordar nombres?


¿Cuántas veces hemos estado en una reunión o en una llamada telefónica y nos quedamos  “en blanco”, no pudiendo recordar el nombre de alguien? ¿Es Silvina o Silvana? ¿Julio o Julián? ¿Roxana o Romina?

El no poder recordar el nombre de alguien no sólo es vergonzoso, sino que para algunas personas puede hasta resultar insultante que los confundamos con otros  -y puede dañar seriamente nuestras relaciones de negocios. Dale Carnegie dijo una vez: "El nombre de una persona es para él o ella el sonido más dulce e importante en cualquier idioma".

Tengamos en cuenta entonces, estos útiles consejos:

1. Concentrémonos en la persona.

En el momento en que conocemos a alguien, démosle a él o ella toda nuestra atención. Hagamos contacto visual al saludar, al darle la mano; sonriamos y escuchemos con atención. Que aprender su nombre sea una prioridad. Tratemos de no distraernos. La habilidad para recordar nombres está relacionada con el esfuerzo y la concentración; no es una deficiencia cerebral.

2. Repitamos el nombre en voz alta.
No se trata de una repetición sin sentido. Se trata de, al conocer a alguien, incorporar su nombre inmediatamente en la conversación, diciéndolo en voz alta por lo menos dos veces, por ejemplo en forma de pregunta para confirmar que lo hemos oído bien y que lo estamos pronunciando correctamente, y luego usarlo lo más naturalmente posible, durante la conversación. Esto es especialmente útil si no estamos seguros acerca de la pronunciación o la ortografía.

3. Hagamos preguntas
Al hacer una pregunta, no sólo le damos a la persona la oportunidad de hablar, sino que a la vez tenemos tiempo para fijar su nombre en su memoria y envía el mensaje de que estamos interesados en él y lo a esa persona le importa. Una razón por la que a menudo no recordar nombres es que empezamos a hablar de nosotros mismos. Este error desvía la atención de la otra persona y nos priva de la valiosa oportunidad de retener y recordar el "sonido más dulce e importante de su nombre” y fijarlo en nuestra mente. Para evitar este contratiempo, hagamos una pregunta simple para conseguir que hablen primero.

4. Repitamos el nombre en silencio.
A medida que la otra persona está respondiendo nuestra pregunta, repitamos su nombre en silencio por lo menos diez veces en nuestra mente. Escuchemos lo que él o ella está diciendo, y asegurémonos de proporcionar las señales no verbales para mostrar que estamos interesados y atentos.

5. Elaboremos una vívida asociación entre el nombre y algo familiar.
Al mismo tiempo que estamos repitiendo en silencio el nombre, vinculémoslo con algo familiar para nosotros. Cuánto más extraña y exagerada sea la imagen que visualicemos, mejor. La otra persona nunca sabrá de esa imagen, de modo que podemos construir una realmente memorable.

6. Concluyamos la interacción usando el nombre.
A medida que nuestra interacción con la persona llega a su fin, asegurémonos de decir su nombre por última vez.  Por ejemplo: "Fue genial conocerte, Mario y espero que nos veamos otra vez" Después, podemos escribir el nombre para recordarlo mejor.


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